Creemos que estamos en un punto donde un cambio profundo está a punto de ocurrir en la industria fotográfica. No obedece a la demanda del usuario, sino a la inevitable convergencia de una serie de tecnologías. Cuando se alcanza un cierto nexo, fomenta la creación de un nuevo instrumento fotográfico, que cambiará radicalmente la manera en que los fotógrafos y cineastas trabajen.

Desde una perspectiva funcional, la creación de imágenes fijas y películas son muy diferentes. El fotógrafo encuentra momentos y congela para compartir. El cineasta, incluso al filmar sin guión y con estilo documental, capta secuencias de eventos y expone una narrativa coherente.

Esto va a converger por más que nosotros lo aceptemos, o no. Las fototecas y la industria almacenan y continúan trabajando con grandes y anticuadas filmotecas (en móviles y fijas). Imaginemos que empezaron desde cero y cada producción estuvo acompañada en paralelo por imágenes de alta calidad.

Todo “fotógrafo” o un “camarógrafo”, se consideran ”profesionales de la imagen”. Ellos mezclan varias herramientas, con diversos grados de sofisticación dependiendo de sus necesidades.